domingo, 29 de mayo de 2011

Artículo Nº2 Abandono emocional, el nuevo maltrato infantil

Para ver el artículo, pulse aquí

En los últimos años en Chile ha disminuido el maltrato físico en niños, pero ha aumentado otro que socialmente es aceptado, es el maltrato psicológico, el abandono emocional. Son muchos los padres que entregan el cuidado de sus hijos a terceros, para que ellos se puedan preocupar de sus carreras profesionales u otros intereses. El individualismo que los padres llevan consigo en la crianza de sus hijos, lleva a que los niños sean criados por nanas, solos todo el día, sin ser acompañados en sus etapas importantes, como son, por ejemplo, el primer día de colegio, su primera fiesta o algún concurso, etc. y lo mas importante, la soledad con la que se crían provoca el abandono emocional de cada uno, no está presente el afecto, ni los límites, los padres frente a la mala conducta de los niños, no son capaces de ver que les pasa, le cargan las responsabilidades de ellos maltratando al niño con palabras tales como eres desordenado, eres desobediente, flojo, hasta incluso tonto.
Si bien, el maltrato físico es un maltrato con cifras destacada en sectores socio económico bajos, en que el maltrato grave o severo ha disminuido, si está aumentando el maltrato psicológico en el estrato socio económico mas alto; este fenómeno toman el ritmo de vida de crianza-recompensa, no estoy contigo pero te regalo o te entrego algo a cambio de mi ausencia, regalos, juguetes, etc.  Ejemplo de ello, es cuando los padres viajan y los hijos se quedan a cargo de terceros, con el pretexto de que cuando vuelva te traigo un regalo. Los padres están más preocupados de sus carreras profesionales, gimnasios, amigos y los hijos van quedando de lado, como el “niño cacho, el estorbo”.
Esto es un hecho bastante aceptado socialmente, basta darse cuenta que ahora las instancias para compartir son ir al mall o ver televisión y no se ve el efecto que trae consigo en el desarrollo sicológico del niño, se desarrollan niños con baja autoestima, solos, que provoca a largo plazo la poca capacidad de integración o mas bien, la poca capacidad de sociabilizar con los pares y por ende, un círculo vicioso.

Cada día avanzamos en un mundo en que la rutina y el individualismo solo nos permite preocuparnos de nosotros, estamos sumergidos en una sociedad acelerada y es tan rápido el diario vivir que ni siquiera somos capaces de mirar al lado, todo lo delegamos, queremos que la vida sea simple y sin complicaciones, ¿hasta que punto?...como personas, durante nuestro desarrollo, avanzamos y por ende, tomamos responsabilidades, crecemos, formamos vínculos, entre ellos tenemos a la familia. Creo que para la gran mayoría tener una familia es una bendición, el problema está en que no nos dedicamos a ella como se merece. Ahora, la familia radica en qué?...en tener hijos, estar solo, con pareja?...desde mi punto de vista, familia no necesariamente es tener hijos, ya solo compartir tu vida y hogar con alguien, ese alguien pasa a ser tu familia, pero enfoquémonos en aquellas familias que poseen hijos y que lamentablemente tal como yo, y todos, están sumergidos en esta rutina acelerada, competitiva e individualista…
Cuando se tiene hijos, siempre se dice “toda tu vida gira en torno a ellos”…¿qué sucede cuando no es tan así?, cuando esa gran tarea que dedica la gran responsabilidad de criar y permitir el desarrollo de otro ser, no es llevada a cabo con el merito que se merece…tener un hijo es criar y formar, actualmente la sociedad está llevando a cabo la crianza de los niños por terceros, por distintas razones (trabajo, compromiso, falta de responsabilidad, etc.) sin ser capaces de dedicarles tiempo, los niños lo tienen todo, pero están solos, sufriendo lo que es el abandono emocional.
El abandono emocional, tal como se indica, “es la situación en la que el niño no recibe afecto, estimulación, apoyo y protección necesarios en cada estado de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo, en la que existe una falta de respuesta por parte de los padres o cuidadores  a las expresiones emocionales del niño o a sus intentos de interacción o aproximación con sus familiares o con la sociedad en general” 1. La familia es el soporte principal de una sociedad, en ella se forja el desarrollo de cada persona y los lazos afectivos son muy importante, quizás muchas veces los padres involuntariamente, tal como lo indica la profesora Marcia Castillo López “se ven coartados y minimizados por la acción de la necesidad de salir a trabajar, permaneciendo largas horas fuera del hogar, donde los hijos permanecen solos o al cuidado de una persona, ya sea “nana”, vecino o algún familiar. El cansancio, la competitividad del mercado, las exigencias de calidad laboral, la necesidad de capacitarse y mantener el trabajo, poco a poco van transformado a estos padres en personas indiferentes, estresados, y sin tiempo para ejercer en propio el contacto emocional y afectivo con sus hijos (as).” 2
Debido al ritmo que estamos teniendo como sociedad han cambiado la forma de criar y la forma de vivir, un estudio de Unicef muestra que “las tres actividades que niñas y niños realizan con mayor frecuencia con madres y padres son: ir de compras, visitar a parientes y ver televisión” 3 , casi es nulo el paseo a la playa, al campo, un día de juego en algún parque, ahora se limita al mínimo esfuerzo o a lo que alcance a hacer. Lo más triste de todo son las consecuencias que trae dicha forma de vida o forma de crianza. Las  principales consecuencias que traen consigo este tipo de maltrato, es que “afectan al desarrollo emocional y social, al funcionamiento cognitivo y a los resultados escolares, así como a los procesos fisiológicos” 4 del niño. En el ámbito escolar, cuando los padres están muy ausentes de la actividad cotidiana del niño, “el desarrollo de éste y el logro de todos los aprendizajes que la escuela está propiciando se hacen mas lentos o definitivamente no se alcanzan, con lo que puede producirse un círculo vicioso, muy agotador y generador de mucha angustia” 5.
No existe receta mágica de cómo criar a los hijos, y tampoco juzgar a los padres por la crianza de ellos, pero si es importante tomar en consideración o hacer una pausa a lo que está sucediendo en el interior de cada familia, preguntarse si lo están haciendo bien u observar si el niño se siente bien, tal como lo indica Humberto Maturana, ¿Reconocemos vivir inmersos en una red de conversaciones que privilegia el éxito, el control, que nos somete y somete a nuestros niños y niñas a altos niveles de exigencia, generando en ellos desesperanza y frustración por no ser vistos? 6, la vida siempre da señales, mas aún los niños, quizás parar un poco el ritmo de vida o proponerse un tiempo de calidad dedicado a cada hijo. Cuando son pequeños, los niños necesitan mas aún el apoyo, afecto y preocupación de los padres. La autonomía de cada uno se dará con el tiempo, “es un proceso lento en el que el niño va conquistando su independencia paso a paso, gradualmente le va pidiendo a los adultos que se retiren para intentarlos solo” 5, pero para esto es importante acompañarlo en el camino. Así no tendremos futuras personas con sentimientos de baja autoestima, visión negativa de la vida, falta de respuestas emocionales apropiadas, conducta antisocial, problemas de vinculación afectiva, competencia social limitada, falta de simpatía, empatía y aislamiento social4, entre otros.
Para finalizar me quedo con un extracto del estudio de Unicef que indica No existe un único modelo de educar a los hijos; cada familia, cada padre y madre de acuerdo a su historia, su experiencia y las características de sus hijos va a ir generando una forma de relación propia. Considerando que la familia es el espacio de socialización más importante, resulta imprescindible encontrar maneras de fomentar un escenario en el que se aprenda a convivir sin violencia y se promueva el respeto por los derechos de todos y todas sus integrantes3.
La base de la sociedad es la familia, debemos tener respeto, entender y comprender que cada niño es una persona tal como uno, que tiene sentimientos y que con mis actitudes puede quedar marcado de por vida. La responsabilidad de ser padres es inmensa, pero siempre hay que dar lo mejor de uno y eso no siempre significa lo material.

jueves, 5 de mayo de 2011

"Esperanza" de Cristián Warnken

http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/03/31/esperanza.asp

No es mi hija, pero es nuestra madre, aunque me hubiera gustado tener una hija que se llamara Esperanza. Sobre todo ahora, cuando el nivel radiactivo supera tres mil 335 veces el límite admisible en el mar cercano a Fukushima, y las tropas de la OTAN bombardean las ciudades libias usando el loable objetivo de la libertad, que ya todos sabemos a estas alturas sólo encubre sed de petróleo. Sí, sobre todo ahora en que no hay un día en que no aparezca un nuevo psicópata, un nuevo sicario, un nuevo pedófilo, nuevos negociados, nuevas redes de poder, nuevas matanzas. No es que quiera dar vuelta la página, pero más letal que cualquier radiactividad o guerra o mafia, es la ausencia de esperanza.
Podrán caer y deberán caer todas las estructuras podridas de las instituciones en las que depositamos alguna vez nuestra ilusión y bajo las cuales alguna vez nos sentimos seguros, pero lo que no puede desmoronarse nunca es la esperanza. Que se abran todas las alcantarillas que haya que abrir, para que salgan a la luz del día todas las mentiras y el pantano sobre el que caminábamos pensando que era tierra firme. Pero que entre todos los cadáveres y caídos de la gran catástrofe de la confianza de este tiempo, levantemos y hagámosle respiración boca a boca a una sola de las palabras malheridas entre todas, la única sola que basta para seguir viviendo, y esa es "esperanza". Tal vez las demás palabras gastadas habrá que dejarlas a la vera del camino. Habrá que caminar hacia el horizonte más ligeros de equipaje, con menos certezas y seguridades, sólo con la esperanza, que no pesa y que no exige más que espera.
Sí, es cierto que hay locos que guardan arsenales en sus casas y un día salen a matar a quien se les cruce por delante. Hay países comidos por el narcotráfico, y en Afganistán la amapola es la única flor que da esperanza a los hombres y mujeres con la mirada más bella del planeta, porque esa flor bella y maldita produce la heroína que consumen los adictos de las potencias "desarrolladas". Y esos adictos de esas sociedades satisfechas son los que, teniéndolo todo, perdieron la esperanza. De Irak, en la vieja Mesopotamia donde nació la civilización humana, sólo quedan ruinas, y ya nadie habla de las armas de destrucción masiva que nunca se encontraron, porque ya nadie se avergüenza de mentir en el mundo.
Pero yo quiero que vuelvan la verdad y la esperanza, juntas, como hermanas mellizas de un cuento de infancia. Aunque parezca clisé, aunque suene cursi. ¿Quién me puede negar que me dé ese gusto en este jueves de otoño del hemisferio sur, en esta mañana hermosa y fría? ¿Es que no puedo salir con ella a la calle, y bailar con ella, como lo hacen los niños en las plazas, como un loco? El mundo está cada vez más loco, y hay locos que gobiernan y son reelectos por inmensa mayoría. Hay primeras damas que se divorcian para repartirse el poder con sus caudillescos esposos, hay parlamentarios de la República que les roban el agua a los campesinos asediados por la sequía.
La estupidez, la maldad, la avidez desbocada parecen no tener límite. Sí. Pero yo insisto en hablar de ella. Me dirán: "¿Y hasta cuándo nos va a machacar usted con la muletilla esa de la esperanza, y en qué tiene usted esperanza, por Dios?". Yo en esto no hago cálculos ni tengo respuesta, porque la esperanza es la única acción que no sufre las fluctuaciones de la bolsa. No se mide en el Simce y no está en el IPSA.
Pero la esperanza, cuando quiere, estalla. Cuando la vean venir algún día de estos no lo podrán creer, cuando limpie como un tsunami en cámara lenta y agua limpia toda la estupidez, la miseria moral, y los malos vaticinios del calendario maya.
Cuando la esperanza vuelva, los quiero ver. Ahora no los veo, porque estamos como extraviados en la niebla. Pero a la esperanza sí la veo: todavía está ahí. Intacta. Y brilla. Es un milagro que esté ahí. ¿Quién quiere ir conmigo a encontrarla?

sábado, 30 de abril de 2011

Artículo Nº1 Pedagogías antidiscriminatorias y el derecho a ser diferente

Hechos históricos han demostrados que la humanidad lleva consigo la discriminación, la eliminación y la persecución del otro por ser diferente o pensar distinto. Esto deja como legado la mentalidad discriminatoria en las distintas sociedades del mundo, ya sea, por raza, clase social, origen étnico, cultura, lengua, religión, orientación sexual, estructura familiar y discapacidades físicas, y tal como han pasado a través de la historia y de los años formando parte de la sociedad son transmitidos a las familias y luego reproducidas en las escuelas.
Burlas y descalificaciones son vividas por niños aborígenes o de otras culturas a diario en las escuelas por ser diferentes o por el atraso escolar que traen, llevadas a cabo por los alumnos, textos escolares e incluso docentes.
La discriminación es un problema que existe en la actualidad y en las escuelas y para que tengamos una sociedad democrática debemos incluir, reconocer y valorar a todos los individuos que forman parte de esta sociedad en igualdad de derechos y dignidad. En la actualidad cuando nos referimos a discriminación, casi siempre lo hacemos sobre las diferencias de oportunidades culturales y económicas entre estudiantes, lo que contribuye a esconder una realidad que afecta a escolares de orígenes étnicos, discapacitados o extranjeros
En los últimos años se ha desarrollado una educación antidiscriminatoria con el fin que contribuya a cambiar la visión de las escuelas a la diversidad, es lo que se llama, la pedagogía antidiscriminatoria.
La pedagogía antidiscriminatoria tiene como fin, convencer a los docentes que la discriminación en las escuelas existe y que hay estudiantes que no logran aprender porque han sido marginados. Además, considera que se debe recuperar el pasado histórico, étnico y cultural y llevarlo a las tareas de enseñanza-aprendizaje, importante es el contexto socio cultural que tiene el niño en este proceso.
Toma en consideración en que las escuelas y los docentes pueden tener un papel fundamental en detener la mentalidad discriminatoria y enseñar en equidad, pero para esto, es también fundamental que el docente tenga una autoevaluación crítica de sus prácticas discriminatorias, conozca hasta dónde sabe y los métodos de cómo enseñar el tema, así podrá conocer, hablar y entender de discriminación al interior de las escuelas. Para llevar esto a cabo, establece dos tipos de metodologías: remediar, prevenir y curar las heridas históricas e instruir con equidad.
Por ende, la dificultad más grande de las pedagogías antidiscriminatorias radica en que la responsabilidad del cambio cultural no es solo tareas de las escuelas, sino también de cada profesor, ya que la ideología de  discriminación se lleva en el alma de cada persona.

Chile es un país en que migran mayoritariamente latinoamericanos como peruanos, colombianos, argentinos y ecuatorianos, como indica Grimaldi “parece ser un patrón regular que en Latinoamérica a los migrantes fronterizos se les considere más indeseables que otros que vienen de territorios mas lejanos”, un ejemplo de esta situación son los peruanos y bolivianos que viven en nuestro país, a quienes se les dificulta más las condiciones de vida y surgimiento, esto principalmente se debe a la historia y guerras efectuadas en el pasado.
Por otra parte, están “los miembros de la cultura mapuche que han sido objeto por años de prejuicio y discriminación recibiendo mensajes, valoraciones y modelos impuestos desde la sociedad mayor que han contribuido a formar en ellos una identidad estigmatizada concentrando experiencias de trato discriminatorio desde la sociedad mayor” (3).
Es importante reconocer que como país estamos frente a procesos sociales que nos permiten relacionarnos con diversas culturas internacionales y no hemos sido capaces tampoco de reconocer la diversidad nacional, ya que estamos continuamente discriminando a nuestro pueblo mapuche y a los migrantes extranjeros. El proceso de eliminación de la discriminación es un proceso difícil y largo, que requiere de un cambio de mentalidad desde la familia hasta las escuelas.  Este cambio de mentalidad también es un cambio social que requiere además de un cambio educativo. La diversidad es un proceso de interacción, de enriquecimiento social y cultural, indica Grimaldi que “en sí misma, la migración ha cumplido un rol de gran importancia en la historia de los pueblos. Los flujos de migrantes logran traspasar cultura y conocimientos, que enriquecen a las sociedades que los acogen(2).
En la actualidad la diversidad cultural en nuestro país enfrenta a los profesionales de la educación a una realidad en las aulas que puede verse afectado por la discriminación que se impone en la sociedad actual o la que tiene cada individuo, la mentalidad que traen del hogar, la imitación de modelos estereotipados y los prejuicios fomentan aún más el rechazo a la relación con el otro “distinto”. Otro punto interesante es que en Chile el proceso de integración de otras culturas ha sido difícil, quizás aún ni siquiera es tan considerada en una aula, curricularmente hablando, no se le ha dado la importancia que se merece.
Establecer metodologías antidiscriminatorias parte por incluir las diversidades presentes, aceptarlas y reconocerlas como un proceso de enriquecimiento, una oportunidad de integración. El proceso educativo en las aulas debe comenzar primero que todo, en que el profesor debe conocer sus propias creencias y actitudes, saber como opera la discriminación en las salas de clases y luego establecer “conexiones más reales entre la cultura del entorno y el saber particular de cada persona; para poder trabajar valores positivos, hacia la diversidad, sin discriminaciones de ningún tipo” (4). 
Adela Franzé (citada en Valero, 2001), señala que para promover las prácticas inclusivas se requiere diseñar tareas, materiales, procedimientos y los recursos didácticos, sobre la base cultural de los alumnos, sus estrategias de aprendizaje y sus saberes e intereses, es decir, la diversidad no debe ser un referente abstracto, sino un componente esencial de las estrategias educativas. (3).
El docente debe ser capaz (una vez conocida su realidad en el aula), de dar igualdades de condiciones y oportunidades “evitar que las diferencias se conviertan en desigualdades, adaptarse a las características del que aprende y construir un currículo para todos los alumnos(3), además de erradicar todo comportamiento contrario a la igualdad y  favorecer la integración del alumnado. (5).

Necesitamos una ciudadanía proactiva, de inclusión que permita el desarrollo de todos en igualdad de condiciones, sin importar de donde venimos, el color o costumbre que poseamos, somos iguales, quizás aprendemos diferentes, pero debemos educarnos, es un derecho para todos. Debemos cambiar la mirada de que lo diferente a mí es malo o no corresponde sino verlo como una oportunidad que me permita aún más enriquecerme y desarrollarme. La pedagogía antidiscriminatoria es una tremenda herramienta de erradicación a esta lamentable mentalidad social que es la discriminación, los docentes deberíamos estar mejor capacitados a esta realidad, la diversidad cultural, que quizás en unos años mas será aún mayor. Chile esta creciendo, pero debe crecer en igualdades para todos, por eso es importante que  cada docente conozca su realidad (sus propios prejuicios y discriminaciones)  y la realidad en el aula y sea capaz de comprometerse con cada alumno en enseñar de manera equitativa, con respeto y tolerancia. Siempre trabajando para encontrar en la diversidad un punto de unión. No es una tarea sencilla, pero tampoco imposible, la escuela debe ser siempre un punto de espacios y de libertad.

domingo, 17 de abril de 2011

"La Gran Prueba" de Cristián Warnken

Cuando me preguntan qué soy, respondo: "Soy profesor de Estado en castellano". Ni doctor, ni licenciado, ni PhD. No. Profesor de Estado. Y lo digo con mucho orgullo. Y cada vez que lo digo, siento que se vuelve a encender ese fuego interior que no logra apagar ni la más rutinaria de las horas. Y las hay muchas en este milenario oficio que ha tenido entre sus filas a maestros excepcionales, como Jesús y Sócrates, y a millones de anónimos y modestos "parteros" de los talentos y aptitudes de los niños. Cuando decidí estudiar pedagogía, muchos de mis compañeros de colegio pensaron que estaba loco. Yo era parte de la élite de los colegios particulares, y mis padres, una familia de clase media, habían hecho todos los sacrificios para que yo recibiera la mejor educación. Para aquellos que éramos humanistas, el camino natural era estudiar derecho.
Pero marqué pedagogía. Y cuando lo hice, sentí la adrenalina del que está saltándose el guión secreto escrito para él, tal vez desde antes incluso de haber nacido. Desde que lo hice, sentí que mi vida profesional se asemejaba más a una aventura que a una carrera.
Y, de hecho, lo fue: los años en que ejercí como profesor en colegios en Santiago y la provincia son los más hermosos de mi vida. Yo había leído el lúcido y descarnado "Autorretrato" de Nicanor Parra, que resonaba en mis oídos cada vez que el cansancio o la desilusión me amenazaban después de las arduas jornadas escolares: "Soy profesor en un liceo oscuro,/ he perdido la voz haciendo clases,/ después de todo o nada hago cuarenta horas semanales./ ¿Qué les dice mi cara abofeteada?/ ¡Verdad que inspira lástima mirarme!".
Pero muchas veces me tocó encontrar la luz en esos liceos oscuros, cuando la alegría de una clase bien hecha era capaz de compensar todos los sacrificios o momentos amargos. Perdí la voz, pero con la satisfacción de haberlo hecho para traspasar a otros el amor por la palabra. Nunca dejé de sentir que yo era un privilegiado, al que se le regalaba la posibilidad de aprender enseñando, porque el verdadero alumno es el profesor, y ese secreto profundo de la pedagogía lo sabe quien alguna vez ha hecho clases. Cuando lo descubres, las 40 horas semanales se transforman en los kilómetros de un viaje iniciático, en el que vas enfrentando todas las pruebas interiores y exteriores de un heroísmo silencioso, cuyas grandes batallas se juegan entre las cuatro paredes de una sala de clases.
Pienso en los miles de maestros a los que les debemos todo, que murieron con una sonrisa en sus rostros, esa sonrisa que sólo les es dada a los que fueron quemados en la vida por el amor y la entrega. Pienso en tantos profesores rurales que no se dejaron vencer por el resentimiento y la amargura y derramaron la alegría y sed de saber a sus niños desnutridos.
Por eso me duelen los resultados de la prueba aplicada a los egresados de pedagogía básica entregados el martes. Me duele en el alma saber que los mejores alumnos no se interesan por estudiar pedagogía, y que la educación de los niños de Chile puede quedar en manos de los peores. Me preocupa que ya se haya instalado en el disco duro de los jóvenes la sensación de que estudiar pedagogía es fracasar en la vida.
Es hora de rebelarse contra esa fatalidad. Ésta es la gran prueba que debemos rendir como país: asumir la educación como el gran desafío épico de nuestra historia. Hay que encender el entusiasmo en los jóvenes por el más sagrado de los oficios. Necesitamos a los mejores, a los más valientes, a los más idealistas en nuestras salas de clases. Con título de pedagogo o no, qué importa. Necesitamos que el fuego de la educación les queme a muchos el alma, como antes, cuando gobernar era educar, cuando los Andrés Bello, los Gómez Millas, los Luis Oyarzún o los Nicanor Parra bajaban de su olimpo a ensuciarse sus manos con tiza.

Extraído de http://www.crecechile.cl/p/node/413